Caminar indiferentes sobre las lágrimas de esa ultima despedida, descubrir quien gana, si su llanto o nuestra risa interminable...
Caminar sin descubrir que la ciudad se cubría de negro, que las manos se unían preparándose para sentir la tierra, mientras nosotros, a su lado, jugábamos a esconder las manos en el centro del otro...
Caminar, como homenaje a esas ciudades y plazas...
Caminar, para pedir perdón, para quedarnos callados...
Caminar como festejo a días que no terminan, a noches que aun no llegan...
Caminar para descubrir que nace entre el desierto y la selva...
martes, 11 de marzo de 2008
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